martes, 20 de marzo de 2007

The invisible man

Basado en el clásico de H. G. Wells publicado en 1897, El hombre invisible fue dirigido por el genial director James Whale, quien supo imprimir un estilo británico a esta producción Universal.
Como ya hiciera en El doctor Frankenstein (Frankenstein, 1931) y más tarde en La novia de Frankenstein (Bride of Frankenstein, 1935), Whale se centró en ofrecer una apariencia cotidiana y costumbrista a los pueblos donde transcurre la acción, para variar el enfoque narrativo cuando mostraba lo fantástico o lo terrorífico -véase el laboratorio del doctor Frankenstein, oscuro, húmedo y tenebroso, donde todos sus moradores son presentados con encuadres distorsionados-. Así, en este film, cuando se presenta Griffin en la posada su aparición es abrupta, con un contrapicado inclinado, y luego nos muestra uno a uno los rostros casi inmóviles de los presentes, desconcertados y asustados. Lo cotidiano es violentado por lo fantástico.

La historia del libro ha sido condensada para ofrecer la extensión de un film estándar de serie B de la época, aunque manteniendo el espíritu del relato. El guión está bien estructurado, mostrándonos el progresivo deterioro mental del personaje principal, desde el deseo de encontrar la cura a su enfermedad hasta el ansia por conquistar el mundo, y cómo ese hombre va perdiendo el asidero de la cordura para desembocar en la locura, despreciando la vida humana: no duda en matar a un policía para demostrar que puede hacerlo sin más. Ni siquiera el amor hacia su novia le hace olvidar el afán por destruir.
James Whale nos muestra esa caída con pulso firme, con escenas memorables como cuando todos entran en el cuarto de la pensión y descubren al hombre invisible, o el asesinato del que era su socio por obligación. También el descarrilamiento del tren demuestra la locura de Griffin, como una mano vengadora invisible.

La historia puede ser vista de distintas formas, como una metáfora (ya conocida, por ser tratada muchas veces) sobre el descontrol del poder científico, algo muy habitual en la obra de Wells -véanse La maquina del tiempo (The Time Machine: An Invention, 1895) o La isla del doctor Moreau (The Island of doctor Moreau, 1896)-, pero también podría tratar sobre la alienación del ser humano: el ser invisible le permite a Griffin dar rienda suelta a esos instintos criminales, la parte oculta de su mente que se ha hecho visible con la invisibilidad. Cuando habla de curarse, utiliza la palabra "volver", pues para él ha desaparecido y otra persona ha tomado su lugar, por lo cual hay una lucha por sobrevivir de ambas partes, la buena, la visible, y la mala, la invisible, en una parábola transparente de la dualidad Jekyll/Hyde. Al final, sólo con la muerte volverá a ser el de siempre, de igual forma que Jekyll en la novela de Stevenson.

La película es, pues, una muestra más del buen hacer de Whale, quien dirige con un ritmo comedido mas no lento, donde la cámara se centra en relatar los acontecimientos sin planos innecesarios pero sin olvidarse nada importante. Tal vez el film ofrezca demasiados toques de humor que aligeran la oscura trama, pero el director nos ha mostrado momentos turbadores, como las referidas escenas, así como la presencia de Claude Rains lleno de vendajes, con unas magistrales voz y risas. Tampoco hay que olvidar esos divertidos juegos de palabras con referencia hacia la invisibilidad ("Griffin ha desaparecido", "es un científico transparente"). En fin, una cinta que no debe quedar invisible a los ojos de los aficionados.

Anécdotas

En lugar de Claude Rains, el papel fue previsto inicialmente para Boris Karloff, pero lo rechazó * En el Festival de Venecia de 1934 James Whale ganó una "recomendación especial" por esta película * La Universal ofreció las siguientes secuelas: El hombre invisible vuelve (The Invisible Man Returns, 1940), de Joe May (véase), La mujer invisible (The Invisible Woman, 1940), de A. Edward Sutherland, Invisible Agent (1942), de Edwin L. Marin, La venganza del hombre invisible (The Invisible Man's Revenge, 1944), de Ford L. Beebe, e inclusive Abbott & Costello Meet the Invisible Man [tv: Abbott y Costello contra el hombre invisible, 1951], de Charles Lamont, apareciendo también en un cameo en Abbott y Costello contra los fantasmas / Bud Abbott y Lou Costello contra los fantasmas (Abbott and Costello meet Frankenstein, 1948), de Charles T. Barton

* En televisión se ofrecieron las series El hombre invisible (The Invisible Man, 1958-1960), The Invisible Man (1975-1976), El hombre invisible (The Gemini Man, 1976), y The Invisible Man (1984), serie de la BBC que es en realidad la única adaptación de la novela
* Hay una versión rusa para cine de la novela: Chelovek-nevidimka (1984), de Aleksandr Zakharov * Existen muchas otras películas que tratan el tema de la invisibilidad, entre las que podemos destacar: El hombre invisible (Der Unsichtbare, 1963), de Raphael Nussbaum, El hombre invisible/ L'inaferrabile invincibile Mister Invisible (1970), de Antonio Margheriti, Memorias de un hombre invisible (Memoirs of an Invisible Man, 1992), de John Carpenter o El hombre sin sombra (The Hollow Man, 2000), de Paul Verhoeven

Bibliografía
El hombre invisible / por Herbert George Wells ; traducción, Julio Gómez de la Serna ; apéndice, Constantino Bértolo Cadenas. / Madrid : Anaya, 1987. / Colección Tus libros ; 26. / Traducción de: The Invisible Man.

Luis Alboreca (Madrid. España)

No hay comentarios: